Los indios colorados son llamados así
por la pintura roja con que cubren sus cuerpos. Sus diarios contactos con
la jungla, los ríos y los espíritus hacen siempre necesaria
la protección mágica de esta pintura. No sólo se pintan
de pies a cabeza, sino que el pelo recibe una aplicación particularmente
generosa.
Es
posible que los "cascos" de algunas estatuillas precolombinas representen,
en realidad, cabelleras embadurnadas con pintura al modo de los colorados.
El pigmento proviene de semillas de achiote o bixa. Las mujeres se pintan únicamente
la cara y en las fiestas individuos de ambos sexos trazan dibujos de líneas
negras sobre una base roja, como ornamentación especial.
A
veces pintan sus dientes con un pigmento negro.
Utilizar la pintura corporal era una costumbre muy común entre los pueblos
kaweshkar, yaganes y onas.
Ellos dibujaban en su rostro y cuerpo rayas y motivos geométricos de
distintos colores.
De
este modo, cuando iban a ser padres, los hombres del pueblo kaweshkar se cubrían
de color rojo y se adornaban con plumas blancas el hombro derecho y el pecho.
Por el contrario, si se trataba de la muerte de un familiar, coloreaban su rostro
con pintura negra.